QUEBRADO,
QUEBRAR, SOCARRÓN/NA, SOCARRONERÍA, LEVEMENTE, LEVE, PENA LEVE, PENA CAPITAL,
PERSUADIR, SARMIENTO, MORAL, PUCHERO.
Carmen Sánchez Santiago
Un miércoles 10 de octubre, mi profesor, el muy
socarrón me explicó un quebrado, y yo en las actividades quebré mal. Cuando
llegué a casa levemente cogí el libro de vocabulario, y busqué el significado
de pena leve y el de pena capital para un trabajo. Por la tarde mi madre y yo
fuimos a comprar, y yo intenté persuadirle para que me comprara un puchero que
estaba en oferta para mi habitación. Por la noche, en la cena no tenía mucha
moral, entonces me fui para la cama. Luego en el pasillo encontré a mi tía
dándole un sarmiento al perro, y yo muy leve me fui para mi habitación para
intentar olvidarme de todo lo que había
pasado.
Miriam Sierra Lago
QUEBRADO, SOCARRÓN, LEVEMENTE, …
Mi amiga Rosalinda me mina la
moral. Siempre me hace socarronerías y lo quiebra todo. Me robó los cinco euros
que tenía en el bolso levemente y cuando me di cuenta le puse una pena leve. Me
di cuenta de que Rosalinda era sarmienta. Cuando llegué a casa me puse a hacer
un puchero. Al final del día el perro del vecino tuvo una pena capital.
UN DÍA QUE DESEO OLVIDAR
Un miércoles 10 de octubre, mi profesor, el muy
socarrón me explicó un quebrado, y yo en las actividades quebré mal. Cuando
llegué a casa levemente cogí el libro de vocabulario, y busqué el significado
de pena leve y el de pena capital para un trabajo. Por la tarde mi madre y yo
fuimos a comprar, y yo intenté persuadirle para que me comprara un puchero que
estaba en oferta para mi habitación. Por la noche, en la cena no tenía mucha
moral, entonces me fui para la cama. Luego en el pasillo encontré a mi tía
dándole un sarmiento al perro, y yo muy leve me fui para mi habitación para
intentar olvidarme de todo lo que había
pasado.
Claudia Fernández Vilela
Hoy ví a un socarrón en el museo de ciencia
ficción. Estaba robando la espada láser de Obi Wan
Kenobi .Yo le quise persuadir, como no me hizo caso le declaré pena capital. Me harté y me puse
muy furiosa y le lancé un puchero en toda la cocorota.
Ayer en las
noticias salió un hombre con una pena capital y mi abuela sin moral
se levantó
levemente hacia la cocina,
cuando llegó se encontró un sarmiento encima de la mesa.
Cuando fui a
Cee me enteré de que a un señor muy socarrón le pusieron una pena leve
por hacerle una socarronería a un policía. Más tarde llegué a casa y conseguí persuadir
a mi prima para que me diera su puchero, luego busqué un video en youtube
de un niño que no se sabía un quebrado y quebró su ordenador.
LEYLA FERNÁNDEZ SANTIAGO
LOS
REGALOS VALIOSOS
En verano jugábamos en el patio de la casa de mi
amiga Ana. Allí había un arbusto grande y muy bonito. Quebramos algunas de sus ramas para jugar. En un
momento el arbusto ya no era tan bonito como antes.
Desde la ventana nos vio su abuela. Vino
junto a nosotras caminando levemente. Ella no nos impuso una pena,
sino que nos contó una historia.
Este arbusto era un recuerdo especial para
ella. Era un pequeño sarmiento que recibió de los Reyes Magos. Tenía 10
años. Recordó que con el también recibió un puchero, que aún tiene.
Nosotras la miramos con socarronería. Ana con voz persuasiva dijo que para
ella sería triste que le regalasen unos regalos parecidos.
La abuela siguió su historia. Los regalos
estaban seguidos de consejos de los que hasta hoy ella se acuerda. Cuidar el arbusto, dejarlo
crecer, no romper los sarmientos y divertirse a su lado con sus personas
favoritas. También cuidar el puchero para
cocinar con gente familiar la comida mas rica. Ella cuidaba estas
regalos valiosos hasta hoy.
Y, ¿qué pasó al final? Nada. Solo las
niñas dejaron de mirarla con socarronería.
BISTRA VASILEVA IVANOVA
EL MERCADILLO MÁS
GRANDE DEL MUNDO
El mercadillo es un arte de vender
en la calle. Normalmente se suele hacer un día a la semana. Pero… ¿Sabéis dónde
está el mercadillo más grande del mundo?. Yo no, por eso lo voy a inventar.
Este mercadillo está en Rostov-na-
Doru (Rusia). Aquí hay unos quinientos tenderetes y se suele hacer los jueves.
Es característico por tres cosas: por ser el más grande del mundo, porque hay
tiendas mágicas y porque no pueden ir personas alérgicas al huevo.
Fue fundado por un japonés llamado
Damepasta en el año 1500. En esa época había una ley que prohibía vender en la
calle y le ponían una pena capital a quien lo hacía, así que el señor Damepasta
tuvo que escaparse. En el año 1502 se quitó la ley y ya se dejó vender en la
calle.
Antes dije que había algunas tiendas
mágicas, y es verdad, en algunas se venden pucheros para cocinar piedras, en
otras puedes alquilar burros voladores, otras venden sombreros para aprobar los
exámenes, relojes para quebrar metal y muchas más que ahora no voy a nombrar.
A los vendedores les toca mucho la
moral que la gente intente persuadirles para abaratar los precios, y a quien lo
hace le ponen una pena leve. También dije que los alérgicos al huevo no pueden
entrar, puesto que hay un concurso de lanzar huevos levemente a los demás
compradores, y el ganador se lleva un libro de quebrados, una receta de cocina,
un sarmiento y una libreta de color azul.
Para poder entrar hay que pagar una
moneda de oro porque los vigilantes del mercadillo que son muy socarrones no te
permiten pasar si no lo haces.
No busquéis este mercadillo porque
no lo vais a encontrar.
Mateo Pérez Soto
Un día estaba con mi hermano, que es
un poco socarrón, recogiendo un sarmiento de una parra. Volvimos a casa y lo
pusimos dentro de un puchero que había en la esquina de la mesa. Me fui a hacer
un quebrado a la otra sala y de de repenteeee ¡plum, cataplum, plum, plum! Se
cayó al suelo y se quebró. Lo fui a recoger, pero ya no tenía remedio, mi madre
se había enterado y nos puso una pena leve, un leve castigo.
Al día siguiente, mi hermano estaba jugando al
balón y chutó la pelota contra la casa de la vecina, que tenía una socarronería
tremenda. La pelota rompió un cristal de la ventana de la vecina. Ésta vino a junto mi madre gritando:
-
“Tengo que matar a ese niño”
¡Uff! Eso sería una pena capital, e
iba en contra de la moral.
Mi madre consiguió calmarla y
persuadió a mi hermano para que le fuese
a pedir perdón y pagarle el cristal.
Desde entonces no hubo más conflictos
aunque ella siguió levemente enfadada.
CARLA MARTÍNEZ VILLAR
``Una historia de hace muchos años´´
Hace mucho
tiempo cuando yo todavía tenía 6 años mi abuelo me pidiera que le trajera su
puchero, me lo pidió mientras él estaba allí tan pancho ,en el sofá, viendo la
tele, donde estaban poniendo algo interesante... ¡ya me voy otra vez por las
ramas! mmmm.....bueno, os lo contaré:
aparecía algo muy injusto: dos rateros cometieran un crimen y ¡a uno le
pusieron una pena capital y al otro solo una pena leve!
Bueno, a lo
que iba y aun por encima mi abuelo me lo dice con su socarronería, este es un
socarrón de narices, ¡que se cree un pez gordo o que! ¡se cree que yo soy su
criado! pero al final siempre consigue que vaya porque me lo dice con su voz persuasiva.
Cuando
estaba yendo a la cocina, iba pisando
muy levemente los tablones del suelo porque mi hermana se despierta con solo un
ruido leve y su habitación está al lado de la cocina...¿Por cierto os había
hablado de mi hermana? ¿No? Pues tiene 8 años, bueno ese día tenía 1 año. Es
una comedora y le encanta jugar con los sarmientos de la vid que tenemos en el
jardín... ¡me vuelvo a ir por las ramas! Por donde iba yo ...... ah, os estaba contando cuando iba a la
cocina: cuando llegué me encontré a mi madre con la moral baja y le pregunté
que le pasaba y me dijo:
-Llévale su
puchero a tu abuelo para que beba y a ver si así se duerme y podemos apagar la
tele, que va a acabar despertando a tu hermana. Normalmente cuando bebe de su
puchero se duerme,
según él es ``mágico´´.
según él es ``mágico´´.
-Ya venía
para eso ,él me pidió que se lo trajera.
-Pues toma,
hijo, corre a ver si se duerme. Que digo, no corras que sino despiertas a tu
hermana.
Cuando llegué
le di el puchero al abuelo. bebió y de repente se durmió. Pero no hay que
cantar victoria, se durmió tan rápido que el puchero se le cayó al suelo y se
le quebró.
Y así d6y
por concluida mi historia.
Espera un
momento, vosotros diréis ¿ y porque te acuerdas de ese día en concreto? Pues
porque mi hermana se despertó por el ruido que hizo el puchero al quebrarse y
ser despertó y estuvo llorando ¡¡¡¡ 2 días seguidos sin parar!!!! Por eso me acuerdo bien de ese día. LOIS FRAGA DÍAZ.
A un señor un poco socarrón le pusieron
una pena leve y un pena capital.
Yo quebré un socarrón porque mi amigo es socarronero. Levemente o venialmente y le di una pena de muerte, persuadiendo su moral y a mi me pusieron una pena capital, pero a mi amigo solo una pena leve.
David Rodeiro Formoso
Un hombre, en la calle, le dijo a su amigo, con mucha socarronería:
-Oye, Fernando, ha habido un atropello. Cerca del socarrón.
Y Fernando dijo levemente:
-¡No me digas!¡Si estamos justo delante, pedazo de sarmiento quebrado!
Y dijo el otro mucho más leve que su amigo:
-¿Y tú, que me estás persuadiendo todo el día, para que te dé cinco euros y lo que te hago es quebrar un puchero en tu cabeza! Rompiendo así la moral a Fernando. ¡Y la cabeza de paso!
Asi, Fernando quedó con una pena capital por dejar que su amigo le rompiera la cabeza y su amigo se quedó con una pena leve, por no romperle también las piernas y los brazos.
Juan Alejandro Ferrío Correia.
Él nos persuadió para que lo
escondiéramos.
Nos subimos la moral y él nos regaló un
puchero.
Íbamos a quebrarlo, se nos escapó, así
que quebramos a otro señor.
MIGUEL QUINTÁNS SÁNCHEZ
MIGUEL QUINTÁNS SÁNCHEZ
“Historia real”
Mi abuelo
que es bastante socarrón, siempre persuade a mi hermana, con una pena capital.
Mi hermana
pierde la moral y decide hacer un puchero, poniéndole dentro un sarmiento
mientras yo hago quebrados.
Yo levemente
voy a decírselo a mi madre. Mi madre se enfada y quebró a mi hermana, de mi
abuelo. Como mi hermana es muy leve la cogió, y se marchó, pero mi hermana
volvió y le hizo socarronerías a mi abuelo.
Alejandra Canosa García
Yo quebré un socarrón porque mi amigo es socarronero. Levemente o venialmente y le di una pena de muerte, persuadiendo su moral y a mi me pusieron una pena capital, pero a mi amigo solo una pena leve.
David Rodeiro Formoso
Un hombre, en la calle, le dijo a su amigo, con mucha socarronería:
-Oye, Fernando, ha habido un atropello. Cerca del socarrón.
Y Fernando dijo levemente:
-¡No me digas!¡Si estamos justo delante, pedazo de sarmiento quebrado!
Y dijo el otro mucho más leve que su amigo:
-¿Y tú, que me estás persuadiendo todo el día, para que te dé cinco euros y lo que te hago es quebrar un puchero en tu cabeza! Rompiendo así la moral a Fernando. ¡Y la cabeza de paso!
Asi, Fernando quedó con una pena capital por dejar que su amigo le rompiera la cabeza y su amigo se quedó con una pena leve, por no romperle también las piernas y los brazos.
Juan Alejandro Ferrío Correia.
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